viernes, 30 de enero de 2015

Zeppelin contra Zeppelin


Para 1970, el cuarteto londinense había publicado sus dos primeros álbumes: Led Zeppelin I y II, los cuales ya rompían tímpanos tanto en Europa como en Estados Unidos. 

(Haz click y escucha un par de joyas pertenecientes a esos discos: Communication Breakdown y Ramble on).

A medida que la popularidad de la banda aumentaba, su fama de escandalosa fuera del escenario también crecía como la espuma, llegando a ocupar grandes titulares de los diarios de las ciudades que visitaba. 

Habitaciones de hoteles destrozadas, carreras de motos por los pasillos, mares de alcohol y drogas, fiestas orgiásticas interminables, son solo algunas muestras de lo desenfrenados que andaban en esos días Page y compañía. Y nadie podía pararlos. A esas alturas, los cuatro representaban la cara inversa del tradicional británico flemático y equilibrado.

Pero fue en Copenhague (Dinamarca) en donde el grupo encontraría un escollo difícil de sortear: la baronesa Eva von Zeppelin, sobrina del alemán Ferdinand von Zeppelin, un respetable y acaudalado herr que inventó el dirigible y cuyo apellido inspiró a la banda a bautizarse con ese nombre.

(En realidad fue el batero de The Who, Keith Moon, quien sugirió el nombre a Jimmy Page… pero esa es otra historia).

Lo cierto es que las hostilidades entre la elegante dama y los, por ese entonces, revoltosos rock stars habían empezado en 1969. La millonaria estaba furiosa de que una banda de rock haya tenido el desparpajo de tomar su apellido para hacer “esa música”.

Con ustedes, la baronesa.
“Podrán ser mundialmente famosos, pero un par de monos chillones no podrán usar un apellido respetable sin permiso”, bramó la ricachona. Su indignación fue tal que intentó boicotear una presentación del grupo en la TV danesa, amenaza que finalmente no se concretó.

Al año siguiente, el cuarteto llegó a la riviera danesa para ofrecer un concierto. Con el mejor ánimo para llevar la fiesta en paz, el grupo decidió invitar a la señora von Zeppelin a un ensayo para tomar el té y demostrarle que ellos eran unos angelitos respetuosos y no unas lacras melenudas. 

Tras el encuentro, Eva quedó casi convencida de su equivocación al prejuzgar a los rockeros; sin embargo, poco duró el romance, pues al salir del estudio observó la portada del primer álbum con el dirigible Hindenburg en llamas, lo que motivó que su furia volviera y hasta amenazó con demandarlos judicialmente por uso indebido de su apellido.

Y bueno, como Page, Plant, Bonham y Jones, andaban de juerga y querían seguir pasándola bien, optaron primero por cambiarse a “Ned Zeppelin”, pero al final se quedaron con el tan ambiguo como absurdo nombre de “The Nobs”.  

¿Por qué Nobs? No se sabe la razón exacta, pero tres hipótesis calzan con el contexto de ese entonces:

1. “nob” viene del término slang “knob”, empleado para nombrar al pene.

2. “nob” era el apellido de uno de los promotores del grupo: Claude Nobs y

3. “nob” alude a una persona rica y de alta posición social (tal cual la señora von Zeppelin).

La noche del show y tras el rebautizo, Eva hizo mutis, el grupo dejó atrás el incidente y salió sin inconvenientes al escenario del K.B. Hallen Centre de la capital danesa. 

El set list incluyó temas habituales de su gira europea como “Dazed and Confused”, “Heartbreaker”, “Whole lotta love”, poniendo punto final con una versión particular de “Long tall Sally”.

Led Zeppelin guarda un buen recuerdo de Eva en un bootleg al que denominaron “Dancing with snow queen”, dedicado a la noble pero gruñona dama. 


jueves, 29 de enero de 2015

Esa maldita falange


A los 17 años, Tony Iommi pensó en dejar la música luego de que una máquina le volara la falange del índice de la mano derecha, mientras trabajaba en una fundición en su ciudad natal Birmingham. Ese aciago día también perdió parte del dedo anular, por lo que sus posibilidades de seguir tocando la guitarra se esfumaron casi por completo.

Casi, digo, porque en lugar de mandar todo a la mierda, encerrarse entre cuatro paredes y creer que la vida ya no tenía sentido, el buen Tony levantó vuelo e hizo que esa falange desaparecida y luego reemplazada por una prótesis señalara el derrotero del heavy metal.

¡Había nacido un mito viviente (y él no lo sabía)!

En homenaje a esa porción maldita de dedo cercenado nace "La falange de Tony", un sitio dedicado no solo a hablar del legendario guitarrista de Black Sabbath, sino de aquellos músicos y bandas que formaron parte (muchos siguen haciéndolo) de la gran falange del rock desde los años cincuenta y sesenta hasta la actualidad.

¡Bienvenidos... y qué viva el rock carajoooo!