Cuando Pete Townshend rompió su guitarra por primera vez,
el rock había terminado de nacer. Ese grito iniciático no salió de una garganta
vociferante y agresiva; estalló por accidente una noche de 1964 en el Railway
Tavern, en Londres. ¿Quién detonó la bomba? The High Numbers, o lo que sería
tiempo después: The Who.
Buscando una retroalimentación de su sonido para
provocar el clásico “acople”, Pete enfrentó su guitarra con el amplificador,
pero lo hizo tan torpemente que el clavijero de su guitarra golpeó contra el techo
del lugar, produciendo un raro sonido que sorprendió tanto al público como a
los otros miembros de la banda. “Yo había roto la guitarra, y me sentí un
tonto, así que lo único que me quedaba era mostrar que realmente quería romper
la guitarra. Entonces comencé a destrozarla y ahí sí, apareció la reacción (del
público). Y la verdad es que me dio una gran satisfacción”, contó Townshend décadas
después.
Esa noche, al bajar del escenario, el guitarrista fue recriminado por
Roger Daltrey, vocalista del grupo. “Estúpido, ¿tenías que romperla toda? ¡Si
todavía se podía arreglar!”, le dijo, tras lo cual le asestó feroz puñetazo en
el hombro, algo muy usual entre ellos. A un costado, el bajista John Entwistle mostraba
cara de espanto, mientras el batero Keith Moon sonreía de lo divertida que le
había parecido la devastación.
De ahí en adelante, este rito destructivo se
convertiría en un acto obligatorio para la audiencia de The Who, y años después
en el germen principal para el espectáculo de otros grupos. Ya nada sería lo
mismo en el rock.
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