viernes, 22 de julio de 2016

Pete Townshend o cómo destruir guitarras para construir leyendas

Cuando Pete Townshend rompió su guitarra por primera vez, el rock había terminado de nacer. Ese grito iniciático no salió de una garganta vociferante y agresiva; estalló por accidente una noche de 1964 en el Railway Tavern, en Londres. ¿Quién detonó la bomba? The High Numbers, o lo que sería tiempo después: The Who. 

Buscando una retroalimentación de su sonido para provocar el clásico “acople”, Pete enfrentó su guitarra con el amplificador, pero lo hizo tan torpemente que el clavijero de su guitarra golpeó contra el techo del lugar, produciendo un raro sonido que sorprendió tanto al público como a los otros miembros de la banda. “Yo había roto la guitarra, y me sentí un tonto, así que lo único que me quedaba era mostrar que realmente quería romper la guitarra. Entonces comencé a destrozarla y ahí sí, apareció la reacción (del público). Y la verdad es que me dio una gran satisfacción”, contó Townshend décadas después. 

Esa noche, al bajar del escenario, el guitarrista fue recriminado por Roger Daltrey, vocalista del grupo. “Estúpido, ¿tenías que romperla toda? ¡Si todavía se podía arreglar!”, le dijo, tras lo cual le asestó feroz puñetazo en el hombro, algo muy usual entre ellos. A un costado, el bajista John Entwistle mostraba cara de espanto, mientras el batero Keith Moon sonreía de lo divertida que le había parecido la devastación. 

De ahí en adelante, este rito destructivo se convertiría en un acto obligatorio para la audiencia de The Who, y años después en el germen principal para el espectáculo de otros grupos. Ya nada sería lo mismo en el rock.

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